«Gracias a los esfuerzos de nuestros Ejércitos, el régimen que ha
aterrorizado a Irak sólo controla una pequeña parte de este país.
Las fuerzas estadounidenses y de la coalición han avanzado
regularmente y se encuentran ahora a 75 kilómetros de Bagdad»,
aseguró Bush.
«Nos enfrentamos a las unidades más fuertes y firmes del
Ejército del dictador iraquí. La lucha es ahora feroz y no sabemos
la duración de la misma incluso aunque sepamos el final de la
batalla: el régimen iraquí será desarmado y expulsado del poder,
Irak será libre», declaró Bush en su alocución radiofónica
semanal.
Afirmó que la ofensiva «había impedido al dictador lanzar
misiles desde las bases en el oeste de Irak». El presidente
describió varios casos de atrocidades atribuidas al régimen iraquí
calificándolos de «crímenes de guerra».
«Teniendo en cuenta la naturaleza de este régimen, contamos con
estos crímenes pero no los perdonaremos. Los criminales de guerra
serán perseguidos sin descanso y severamente juzgados»,
aseguró.
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