Una familia iraquí llora desconsoladamente al ver los cadáveres de tres parientes abatidos en un control de carretera cerca de Bagdad. FOTO: CAROLYN COLE/AP

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EFE/OTR/PRESSBAGDAD
Representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y oficiales de los marines de los EEUU llegaron ayer a un acuerdo para restaurar la ley y el orden en la capital iraquí, informaron fuentes de la organización internacional.

La ciudad de Bagdad no pudo celebrar ayer la preceptiva oración comunitaria del viernes al encontrarse las mezquitas cerradas, en un hecho excepcional en Irak y en todo el mundo musulmán.

El acuerdo, que se alcanzó el pasado jueves, permite a los marines de EEUU desplegarse en varios distritos de la capital para detener los saqueos que se suceden desde el miércoles, cuando las tropas estadounidenses tomaron la ciudad. Se desconoce hasta el momento cuándo comenzarán a desplegarse los marines con ese fin por los barrios de Bagdad, una ciudad de más de cinco millones de habitantes, que han sido testigos del colapso de la ley y el orden por la desaparición de la autoridad central iraquí.

El cierre de las mezquitas está solo permitido en la tradición musulmana en caso de «fitna» o sedición, pero solo se ha aplicado en contadas ocasiones.

En las calles de Bagdad siguen siendo abundantes los que se dedican al pillaje, muchos de ellos montados en coches, después de que se haya propagado por toda la ciudad el rumor de que el robo no está castigado. El Museo Arqueológico de Bagdad, que reúne la más importante colección del rico patrimonio histórico iraquí, fue asaltado por los saqueadores, aunque no alcanzaron las principales salas.

Algunos ciudadanos se pasean con pistolas o fusiles «kalasnikov» abiertamente en las calles o se apostan en las esquinas, en lo que parece un intento de organizar patrullas de autoprotección.

Soldados estadounidenses mataron ayer en Bagdad, sin ni siquiera preguntar, a un comerciante que defendía su tienda de los saqueadores, que le habían acusado falsamente de ser un 'fedaiyin' de Sadam Husein, según testigos presenciales.