Los marines son las únicas fuerzas armadas apostadas en las calles
de Tikrit, la mayoría de cuyos habitantes han optado por permanecer
en casa con las persianas bajadas.
En el mismo sentido se pronunció el portavoz de las fuerzas
británicas en el Golfo, al señalar que la toma de la ciudad puede
significar el fin de la guerra.
Tikrit, a 180 kilómetros al norte de Bagdad y última gran ciudad
iraquí que quedaba por controlar, se encuentra desde ayer en manos
de los Marines norteamericanos, que se apoderaron del palacio
presidencial. Tras esta ocupación, se ha abierto la veda contra los
partidarios del régimen de Sadam Husein.
Los marines alcanzaron la pasada madrugada el centro de la
ciudad, cuya situación parecía tranquila, con todas las tiendas
cerradas y sin la presencia visible de fuerzas regulares iraquíes.
Los enfrentamientos en esta ciudad ha constituido «los únicos
combates notables registrados en las últimas 24 horas» en Irak,
señaló el general Vincent Brooks.
Un centenar de vehículos blindados de los marines entraron en la
ciudad y se colocaron en puntos estratégicos. Después, mas de 30
camiones repletos de soldados avanzaron por la avenida principal y
siguieron camino hacia otro punto de la ciudad.
Hay pocas señales de destrozos por los bombardeos, salvo el
edificio de la televisión iraquí, destruido por una bomba de la
aviación aliada. Sin embargo, da la impresión de que muchos de los
comercios han sido saqueados. Una gran estatua y los numerosos
retratos de Sadam colocados por toda la ciudad están intactos.
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