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Las últimas operaciones israelíes en Gaza y Hebrón, que han dejado un balance quince muertos y decenas de heridos, fortalece el sentimiento entre los palestinos de que la «Hoja de Ruta» del Cuarteto de Madrid no podrá rescatarlos de la ocupación. «Esto no se va a acabar nunca, ni sin 'Hoja de Ruta' ni con ella», se lamentaba ayer Salim Wahdán, un verdulero de Gaza capital, tras la incursión que el Ejército israelí llevó a cabo en el barrio de Sayaíe y que dejó 13 muertos y más de 65 heridos, una decena de estos últimos en estado crítico.

Más de una treintena de tanques y blindados israelíes, con el apoyo de helicópteros, entraron de madrugada en dicho bastión de los islamistas del HAMAS y la Yihad, para arrestar a un dirigente local del primero de esos grupos, Yusuf Abu Hin. Abu Hin, así como dos de sus hermanos, murió por el fuego israelí cuando se refugió en su vivienda, dijeron fuentes militares. Pero en la operación de caza y captura del militante, la mayoría de las víctimas fueron palestinos inocentes, entre ellos un bebé de dos años, Amer Ayad. La criatura estaba en brazos de su madre cuando una bala le cruzó la cabeza de lado a lado. También murieron dos adolescentes de 12 y 13 años, así como un anciano.

La operación de Gaza, así como la de Yata -cerca de Hebrón y que costó la vida a otros dos palestinos- se produce en momentos críticos para la zona, cuando está sobre el tapete la aplicación de la última iniciativa de paz del Cuarteto de Madrid, que integran EEUU, UE, Rusia y ONU. Al tiempo que condenaba «en la forma más contundente la muerte de niños inocentes de corta edad» en la sangrienta incursión israelí en Gaza, el enviado especial de la UE, Miguel Angel Moratinos, anhelaba que «es hora de acabar con tanta muerte».