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Un mes después de que fuerzas de EEUU derribaran la estatua de Sadam Husein en Bagdad, el Pentágono afirmó ayer que la campaña militar contra Irak evitó en ese país muchos males vaticinados, y que la ocupación ha mejorado su situación.

El «plan de guerra fue bueno y se ejecutó de manera brillante», dijo el general Tommy Franks, jefe del Mando Central que dirigió la campaña, al cumplirse 51 días del comienzo de la operación militar y un mes desde que las tropas ocuparon Bagdad.

El jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, consideró imposible, no obstante, determinar cuánto durará la ocupación anglo-estadounidense, pero señaló que continuará «hasta que los iraquíes formen un gobierno de su elección».

Ambos funcionarios destacaron que no se han producido algunas de las catástrofes que se temían: Irak no usó misiles con armas químicas o biológicas contra sus vecinos, no hubo incendios catastróficos de los pozos petroleros y tampoco resultó dañada la red que controla el sistema hídrico de la Mesopotamia.