Amnistía cree que si la coalición británico-estadounidense no hace
«verdaderos esfuerzos» para restablecer la ley y el orden y
garantizar el respeto a los derechos humanos en Irak, ese país
corre el riesgo de tomar la senda por la que ahora transita
Afganistán.
Durante la presentación del documento en Londres, la secretaria
general de la organización pro derechos humanos, Irene Khan, afirmó
que «desde que acabó la Guerra Fría en ningún momento han estado
los seres humanos más inseguros en todo el mundo». Tras los
atentados del 11 de septiembre de 2001 en EEUU, la ofensiva
antiterrorista impulsada por el presidente estadounidense, George
Bush, sólo «ha restringido el ejercicio de derechos humanos y
socavado el imperio del derecho internacional», dijo Khan.
Además -subrayó-, esa lucha «ha blindado a los gobiernos contra
todo escrutinio, ha acentuado las divisiones entre pueblos de
diferente credo y origen, sembrando las semillas que generarán más
conflictos. Y la abrumadora consecuencia de eso es el miedo».
Otro asunto que denuncia el informe de Amnistía es el
«escándalo» que representa la detención -sin cargos o juicio- de
unos seiscientos ciudadanos extranjeros que fueron recluidos en la
base norteamericana de Guantánamo (Cuba) tras la guerra de
Afganistán.
El trato de esos prisioneros contrasta con el llamamiento de
EEUU para ajusticiar a los autores de los abusos cometidos por el
régimen de Sadam Husein, un hecho que prueba que Washington se ha
comprometido con una defensa «a la carta» de los derechos humanos,
según Khan.
«Mientras declara estar dispuesto a llevar la justicia a las
víctimas de Irak, EEUU no ha dejado de socavar activamente el
Tribunal Penal Internacional (TPI)», insistió AI, en referencia al
doble rasero de la Administración norteamericana.
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