El Ejército israelí comenzó ayer a desmantelar quince asentamientos
«ilegales» construidos en Cisjordania, en medio de la frustración e
indignación de los colonos que han prometido resistir a las
excavadoras y grúas militares.
Por lo pronto, y cuando el Ejército procedía a desmantelar ayer un
segundo embrión, el de Amoná Norte, un grupo de colonos del vecino
asentamiento de Ofrá, bloqueó el paso de la grúa y el Ejército
debió enviar refuerzos.
La decisión del Gobierno le fue comunicada al Consejo de
Asentamientos judíos por el ministro de Defensa, Saul Mofaz, tan
sólo una hora antes de que la primera de las excavadoras se
encaminara hacia el enclave de Nevé Erez Sur, próximo a Ramala.
Apenas unos minutos duró la retirada de las dos casas
prefabricadas que había en dicho enclave, deshabitado como otros
diez de la lista de quince que Mofaz presentó a los colonos. Se
trata de embriones de asentamientos levantados estos últimos dos
años sin el consentimiento del Gobierno israelí -de ahí que sean
definidos como «ilegales» por Israel-, y mientras el Ejército
estaba ocupado en reprimir la Intifada palestina.
Su importancia, no obstante, radica en que hay más de cien de
estos enclaves y en que los colonos ven en su desmantelamiento un
proceso irreversible.
Aún así, el ministro de Defensa, Shaul Mofaz, expresó su
esperanza de que la evacuación «se lleve a cabo de forma calmada y
que los colonos no se conviertan en un lastre para las fuerzas de
seguridad».
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