El ministro británico de Exteriores, Jack Straw, admitió ayer que
los informes divulgados por el Gobierno sobre las supuestas armas
de destrucción masiva de Irak contenían «errores», aunque mantuvo
que esa amenaza fue siempre «seria». Straw se convirtió en el
primer responsable del Gobierno de Tony Blair en comparecer ante la
comisión parlamentaria que investiga la presunta «fabricación» de
pruebas contra Irak y, en especial, dos informes dados a conocer en
los meses previos a la guerra.
El primer dossier, divulgado en septiembre, argumentaba que el
régimen de Sadam podría lanzar un ataque letal en 45 minutos y el
segundo, publicado en febrero, incluía como pruebas información de
una tesis realizada hace doce años por un estudiante. Ante las cada
vez más críticas intervenciones de los diputados de la comisión de
Asuntos Exteriores, Straw se disculpó ayer por ese segundo informe,
conocido por los medios de comunicación como «el dossier
dudoso».
El ministro de Asuntos Exteriores reconoció que contenía «un
error considerable» por no atribuir «correctamente» la fuente de la
información y que «ha abochornado al Gobierno». De ello «hay una
serie de lecciones que aprender», afirmó el jefe de la diplomacia
británica, casi siempre a la defensiva.
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