El documento («Una agenda para el crecimiento europeo») ha
provocado la polémica en Bruselas y reacciones muy negativas de
gran número de comisarios, porque plantea renacionalizar buena
parte de las políticas agrícolas y regionales, además de
flexibilizar el Pacto de Estabilidad.
La Unión Europea pasa por una «grave» situación económica y para
salir de ella debería realizar cambios drásticos en algunas de sus
políticas, especialmente las de cohesión, así como en la gestión
del dinero destinado a la agricultura.
La UE debe enfrentarse al desafío de su ampliación a diez nuevos
países en 2004, por lo que la política de cohesión hacia el Este
debe ser «una prioridad absoluta», indicó en rueda de prensa el
presidente del grupo, André Sapir, profesor de la Universidad Libre
de Bruselas. El diseño y aplicación de las actuales políticas
europeas de cohesión no son los adecuados pues se centran en las
regiones (fondos estructurales) y sólo en menor medida en los
estados (fondo de cohesión), según su planteamiento.
En cuanto a la agricultura, Sapir admitió que para que la UE
pueda alcanzar sus objetivos -crecimiento y ampliación- si el
presupuesto global sigue siendo el mismo, tiene que haber una
importante reducción de los gastos agrícolas europeos.
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