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EFE-CRAWFORD
El presidente de EEUU, George W. Bush, arremetió ayer contra Siria e Irán, a los que advirtió de la responsabilidad que afrontan por «seguir dando refugio y asistiendo a terroristas», y minimizó los problemas de Irak.

En su rancho de Texas junto al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, Bush consideró «completamente inaceptable» el comportamiento de estos dos países y dijo que «los Estados que apoyen el terror habrán de afrontar su responsabilidad».

Durante la invasión de Irak y tras el derrocamiento de Sadam Husein, Washington criticó en reiteradas ocasiones a los Gobiernos de Damasco y Teherán por considerar que no estaban colaborando en la normalización y la estabilización del país vecino.

Las autoridades estadounidenses acusaron a Siria de haber permitido la entrada de material militar en territorio iraquí durante la guerra y de facilitar la escapada de numerosos dirigentes del régimen de Sadam Husein a través de su frontera.

En el caso de Irán, uno de los países integrantes de lo que Bush llama el «eje del mal», EEUU denunció que agentes iraníes se infiltraron en el sur de Irak para influir en la población chií (mayoritaria en el país) y tratar de establecer una república islámica.

El presidente estadounidense añadió que «apoyar y dar refugio a los terroristas socava las perspectivas de paz en Oriente Medio y traiciona los verdaderos intereses del pueblo palestino». Según subrayó Bush, en estos momentos «el terrorismo es el mayor obstáculo para el surgimiento de un Estado palestino y todos los líderes que persiguen esta meta tienen la obligación de respaldar sus palabras con acciones concretas contra el terrorismo».