Los ataques contra las fuerzas de ocupación y los disturbios
originados por la falta de carburante y los cortes de electricidad
en Basora (sur) dejaron ayer más víctimas en Irak, cuando
Washington estudia la posibilidad de presentar ante el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas (ONU) una nueva resolución sobre la
reconstrucción del país árabe.
Durante las últimas horas, siete iraquíes murieron y más de dos
decenas resultaron heridos en diversos enfrentamientos con los
soldados de la coalición estadounidense-británica en todo el
país.
La nueva resolución establecería una misión de la ONU encargada
de supervisar el consejo de gobierno transitorio iraquí, creado el
pasado 13 de julio bajo la tutela estadounidense, según la edición
dominical de 'The New York Times', que citaba a diplomáticos de la
ONU.
Washington quiere reforzar la legitimidad del consejo iraquí y
poner de relieve la idea de que la ONU desempeña un papel central
en Irak, si bien los diplomáticos consultados admitieron que la
resolución no daría prácticamente más poder a las Naciones Unidas,
encargadas de contribuir a la reconstrucción y proporcionar ayuda
humanitaria.
Mientras, por segundo día consecutivo se registraron disturbios
en Basora, la gran ciudad del sur de Irak, donde las tropas
británicas que intentaban calmar a la población exasperada por la
escasez de petróleo y los cortes en el fluído eléctrico fueron
blanco de disparos. Un iraquí murió y otros ocho resultaron
heridos.
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