Al menos dieciséis personas resultaron muertas y decenas heridas
por la explosión de un camión bomba ayer en el hotel Canal, sede en
Bagdad de la ONU, cuyo enviado especial a Irak, Sergio Vieira de
Mello, figura entre las víctimas mortales.
El estallido, atribuido en principio a un atentado suicida,
ocurrió a las 16.30 horas (12.30 GMT) debajo de la ventana de una
habitación en la que De Mello celebraba una reunión, según fuentes
de las Naciones Unidas y militares estadounidenses. El diplomático
brasileño, alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU y enviado
especial a Irak del secretario general de la organización, Kofi
Annan, quedó bajo los escombros y durante varias horas se
desconoció su estado.
De Mello fue rescatado finalmente por los equipos de búsqueda,
al igual que Benon Sevan, director de la oficina de la ONU en Irak,
que supervisa el programa «petróleo por alimentos», dijo el
presidente del Consejo de Seguridad de la organización, el
embajador alterno sirio Faysal Mekdad. Sin embargo, el diplomático
brasileño no pudo sobrevivir a las heridas.
Entre las víctimas figura también el capitán de navío de la
Armada española Manuel Martín Oar, herido de consideración en ambos
brazos, aunque su vida no peligra, confirmó el encargado de
negocios de España en Irak, Eduardo de Quesada.
Cerca de trescientos empleados de la ONU trabajan actualmente en
Irak, pero no todos se encontraban en las oficinas del hotel, sino
que muchos estaban destacados en otras ciudades. Sin embargo, al
menos una decena de los fallecidos pueden ser funcionarios del
organismo mundial, que por primera vez ha sido objetivo de un
atentado en Bagdad, donde el pasado día 7 otra explosión causó
diecisiete muertos en la embajada de Jordania.
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