Mientras, La Paz continuó ayer siendo escenario de multitudinarias
manifestaciones en demanda de la renuncia de Sánchez de Lozada. El
sindicato de transporte paralizó la capital, donde se manifestaron
en contra de la exportación de gas natural.
La gravedad de la situación forzó al presidente de Bolivia a
sacar al Ejército para controlar las calles de La Paz y expulsar de
las mismas a los manifestantes.
Las Fuerzas Armadas tampoco se mantuvieron al margen del
conflicto al manifestar que la institución no respalda al
presidente «como persona» sino a «un Gobierno legítimamente
constituido», de acuerdo a la Carta Magna, aseguró su comandante,
general Roberto Claros.
«No estamos apoyando al presidente como persona, sino a la
Constitución, (que) a nosotros nos manda defender a un Gobierno
legítimamente constituido», declaró el jefe castrense. Tras
denunciar un proyecto sedicioso, Sánchez de Lozada, cuyo
vicepresidente y cuatro de sus ministros le dieron el lunes la
espalda, afirmó en un mensaje que «la Policía y las Fuerzas Armadas
están con la democracia».
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