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EFE/EUROPA PRESS-SANTA CRUZ
«La tierra es nuestra y todo lo que hay debajo de ella también». Esta frase, pronunciada por el representante indígena del Encuentro Social Alternativo Carlos Eduardo Medina, en la sesión inaugural de la XIII Cumbre Iberoamericana de Naciones de Santa Cruz de la Sierra, supuso el principio de un largo discurso en el que desgranó las principales conclusiones del Foro paralelo a la cumbre.

En la Cumbre España logró convencer a la comunidad iberoamericana para dotar a las Cumbres de mayor poder ejecutivo y eficacia mediante la creación de una secretaría general permanente, cuyos estatutos y organigrama serán aprobados el próximo año en Costa Rica.

Ante un auditorio integrado entre otras personalidades por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, el Rey de España, el presidente Aznar o el presidente boliviano Carlos Mesa, anfitrión del evento, a quien agradeció el «gesto» de haberle permitido intervenir, Medina reivindicó el «respeto a la dignidad de la autodeterminación de los pueblos».

«La libertad absoluta de nuestros derechos, salud digna, vivienda digna, trabajo digno, educación digna, el respeto a la dignidad de la soberanía de los pueblos, el respeto a la dignidad de la autodeterminación de los pueblos», apuntó.

La propuesta de reforma de las cumbres fue encargada hace un año por el presidente Aznar, al ex mandatario brasileño Fernando Henrique Cardoso, quien ayer presentó su informe.

España ha ofrecido Madrid como sede permanente de este organismo, pero no va a proponer candidatos para ocupar el máximo cargo en la misma, según dijo Aznar.

La Declaración de Santa Cruz de la Sierra que firmarán ayer los jefes de Estado y de Gobierno presentes en la XIII Cumbre Iberoamericana certifica el fracaso del neoliberalismo en América Latina como medio para disminuir las desigualdades sociales y ve en las demandas sociales insatisfechas la principal amenaza a la democracia.

Bajo el lema 'La inclusión social, motor del desarrollo de la comunidad iberoamericana', y con la sombra de las recientes revueltas populares vividas en Bolivia, los reunidos en Santa Cruz muestran con mayor contundencia que en anteriores citas iberoamericanas que la lucha contra la pobreza no puede esperar.