«Es que nos han humillado. En nuestra ciudad nos conocemos todos,
sabemos que todos hemos votado contra el partido de Shevardnadze y
luego ellos escribieron lo que les dio la gana», explicó. Pese a
sus simpatías hacia los opositores, tanto Rezó como su esposa no
consideran «correcto» el comportamiento de Ninó Burdzhanadze, quien
en calidad de presidenta del Parlamento saliente se proclamó jefe
de Estado interina debido a que «no podemos saber si Shevardnadze
puede cumplir sus funciones».
Pero las incógnitas que tienen a todos en ascuas son cuándo
intentará Shevardnadze «restablecer el orden», como ha prometido al
declarar el estado de emergencia y si las fuerzas del orden,
Seguridad y Ejército se decidirán a enfrentarse a la multitud.
«Ahora está aquí toda Tiflis y quisiera ver al soldado georgiano
que sea capaz de apretar el gatillo», dijo Rezó, ingeniero de 42
años que se acercó al centro para «apoyar a la oposición». Su
esposa Marina confiesa de que hasta ahora nunca se ha interesado
por la política, pero hace unos días se dedicó a buscar autobuses
para transportar a Tiflis a los partidarios de la oposición.
La Constitución de Georgia establece que el presidente del
Parlamento asume como jefe de Estado interino en caso de que el
presidente del país no pueda cumplir sus funciones y tendrá un
plazo de 45 días para convocar los comicios y transmitir el poder
al presidente elegido. Mientras Burdzhanadze se proclamaba
presidente interina de Georgia, Shevardnadze se dirigía por radio a
la nación para amenazar con imponer el estado de emergencia «con
motivo del intento de golpe de Estado», que más tarde impuso por un
plazo de 30 días.
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