Dos soldados estadounidenses murieron ayer degollados en Mosul y un
tercero en la localidad iraquí de Baquba, mientras las fuerzas
norteamericanas se mantienen en guardia ante una eventual ola de
ataques con motivo del fin del Ramadán.
En Baquba, a unos 65 kilómetros al norte de Bagdad, un soldado
murió y otros dos de la IV División de Infantería, resultaron
heridos cuando el vehículo en el que viajaban fue alcanzado por la
explosión de una bomba oculta en el arcén de la carretera.
Según testigos presenciales, los dos soldados asesinados fueron
degollados por varios atacantes cuando el vehículo civil en el que
viajaban se encontraba atascado por el tráfico en una calle del
barrio árabe de Al Jadda, al este de Mósul.
La seguridad en Mosul, a unos 400 kilómetros al norte de Bagdad,
comenzó a deteriorarse a principios de noviembre y, desde entonces,
al menos 19 soldados norteamericanos han muerto y nueve han
resultado heridos en ataques perpetrados por presuntos insurgentes
en la ciudad y sus alrededores.
Esta semana, el mando central las fuerzas de la coalición que
encabeza EE UU y la policía iraquí advirtieron sobre una eventual
ola de ataques de la resistencia coincidiendo con el fin del
Ramadán, el mes de ayuno musulmán que concluirá el día 25 de
noviembre.
Los aviones y helicópteros militares de EE UU bombardearon el
domingo áreas próximas a la localidad de Samarra, a unos 150
kilómetros al norte de Bagdad, después de que una bases
estadounidense fuera atacada con cohetes anticarro.
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