El anuncio del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, sobre
un presunto plan de atentar contra el Vaticano con un avión
kamikaze en Navidad, ha despertado un aluvión de críticas desde la
oposición que le atribuyen un exceso de ligereza y alarmismo.
Berlusconi asegura que pasó la Nochebuena en Roma en permanente
contacto con las fuerzas de seguridad en previsión de un atentado
similar a los del 11-S en EE UU, en declaraciones que recogía ayer
el rotativo «Libero», cercano al Gobierno.
Según el líder conservador, la amenaza terrorista se basaba en
«informaciones precisas y contrastadas» procedentes de los
servicios secretos.
El anuncio ha creado una gran alarma entre la opinión pública y
amenaza con convertirse en una más de la larga serie de polémicas
protagonizadas por jefe de Gobierno italiano este año.
Ante el impacto de sus afirmaciones, Berlusconi ha intentado dar
marcha atrás y en un comunicado emitido por Palacio Chigi se
declaraba que sus comentarios habían sido sacados de contexto por
«Libero» y que no había existido una entrevista a este diario.
El primer ministro aseguró ayer que los entrecomillados que
aparecen en la entrevista han sido manipulados por el diario.
En el pasado y tras otras controvertidas declaraciones -como
cuando llamó «perturbados mentales» a los jueces- Berlusconi se
había defendido asegurando que se habían malinterpretado lo que
simplemente eran «conversaciones informales» con los
periodistas.
El portavoz vaticano, Joaquin Navarro Valls, afirmó que «como en
otros casos, la Santa Sede no tiene ningún comentario que
hacer».
Las medidas de seguridad en torno al Vaticano fueron reforzadas
a principios de este mes ante la alerta de ataques terroristas
«contra símbolos de la cristiandad» en Navidad.
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