Tres suicidas al volante de sendos coches-bomba e insurgentes
armados con lanzagranadas y morteros sembraron ayer el terror en la
ciudad santa chiíta iraquí de Kerbala, en los peores atentados
contra las fuerzas de la coalición y sus colaboradores desde el
pasado noviembre.
Según las primeras y confusas cifras, al menos seis soldados de
la coalición -cuatro búlgaros y dos tailandeses- y siete iraquíes
-un civil y seis policías- murieron al estallar tres vehículos en
tres zonas distintas de la ciudad.
«Fue un triple ataque, simultáneo y coordinado, contra las dos
bases militares que pudo haber hecho mucho daño. Hasta el momento
sabemos que también hay 37 soldados heridos, cinco de ellos
graves», explicó el coronel Kees, portavoz del contingente
polaco.
Responsables búlgaros confirmaron que parte del campamento en el
que estaban acantonados quedó destruido y que 15 de sus soldados
resultaron heridos, aunque no precisaron el número de muertos, que
anteriormente otras fuentes habían cifrado en cinco.
El jefe del contingente polaco y de la División Internacional
que actúa en sur iraquí, general Andzerj Tyszkiewiez, subrayó que
la acción estaba planeada para causar «mucho dolor», pero que la
rápida reacción de sus hombres evitó que la masacre fuera
mayor.
«Los muertos son soldados de las unidades búlgaras que integran
la fuerza estabilizadora», explicó Tyszkiewiez en declaraciones a
la radio de su país.
«Los vehículos cargados de explosivos no llegaron hasta los
objetivos previstos porque los terroristas suicidas fueron muertos
a tiros en un puesto de control», añadió.
En las labores de rescate participaron dos helicópteros del
contingente español, uno de ellos medicalizado que ayudó en la
evacuación de los heridos, confirmaron portavoces militares en
«Base España», situada en la vecina ciudad de Diwanuiya y donde se
han extremado las medidas de seguridad.
Casi al mismo tiempo, dos grupos de insurgentes armados con
pistolas, fusiles, ametralladoras y lanzagranadas tipo ARPG
atacaron la universidad de Kerbala y la sede del gobierno regional,
donde al parecer habría sido herido el gobernador de la ciudad,
Akram al-Yaseri.
Al otro lado de la ciudad, que acoge el segundo santuario en
importancia del Chiísmo, un cuarto coche bomba hizo explosión
frente a una comisaría de Policía.
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