El presidente de la BBC, Gavyn Davies, presentó ayer su dimisión.

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El presidente de la BBC, Gavyn Davies, dimitió ayer tras conocerse las devastadoras críticas a la cadena pública por parte del juez Brian Hutton en sus conclusiones sobre el 'caso Kelly'. Fue la primera víctima, aunque quizás no la última, del fallo del magistrado, quien exoneró al Gobierno pero cargó las tintas contra la corporación en su informe sobre las circunstancias de la muerte del científico David Kelly.

El presidente de la cadena y el Consejo de Gobernadores tendrían que haber prestado más atención a la queja del Ejecutivo, apuntó el juez. Davies reconoció ayer que los mandos de las grandes organizaciones deben aceptar su responsabilidad cuando las cosas se ponen feas. «He crecido con la creencia de que uno no puede escoger a su propio árbitro y que la decisión de ese árbitro es definitiva», dijo en su carta de despedida. Adelantó que escribirá al primer ministro, Tony Blair, para anunciarle su dimisión con efecto inmediato.

Kelly, fuente de la BBC en una controvertida noticia que acusó al Gobierno de inflar información sobre Irak para justificar la guerra, se suicidó el 17 de julio tras ser identificado por el ministerio de Defensa, para el que trabajaba. Hutton calificó de «defectuoso» el control editorial de la BBC y criticó su defensa ciega de la noticia acusadora de Andrew Gilligan, emitida el 29 de mayo y que el juez consideró «infundada».

El Consejo de Gobernadores de la cadena, formado por personas de todos los ámbitos de la sociedad británica, aceptó su renuncia con reticencia y pesar. Antes de su dimisión, el director general de la BBC, Greg Dyke, pidió perdón al Gobierno por una serie de acusaciones «clave» en relación al controvertido dossier sobre las armas de destrucción masiva de Irak, pero aseguró que la cadena nunca había acusado al primer ministro de mentir.