George Bush concedió una entrevista a la cadena de televisión estadounidense NBC.

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FERNANDO PUCHOL-WASHINGTON
Ante la evidencia de que Irak no tenía armas de destrucción masiva, el presidente de EEUU, George W. Bush, contradijo ayer todo su planteamiento previo a la guerra y justificó la invasión en que Sadam Husein «tenía capacidad» para fabricarlas. «Como mínimo, tenía la capacidad para fabricar armas», dijo Bush en una entrevista que difundió ayer la cadena de televisión NBC, en la que dio un giro significativo a la línea argumental mantenida antes de la guerra para derribar por la fuerza al régimen de Bagdad.

«Pudieron ser destruidas durante la guerra. Sadam (Husein) y sus esbirros pudieron destruirlas cuando entrábamos en Irak. Pudieron ser escondidas. Pudieron ser transportadas a otro país y lo averiguaremos», manifestó el presidente estadounidense. Bush descartó la posibilidad de testificar ante la comisión que investigará los posibles errores de los servicios de espionaje que condujeron a pensar que Irak disponía de un importante arsenal no convencional.

Sus declaraciones fueron muy distintas a las que hizo en marzo de 2003, el mes en que comenzó la invasión, cuando dijo: «los datos reunidos no dejan dudas de que el régimen de Irak sigue teniendo y ocultando algunas de las armas más letales jamás concebidas». Bush no quiso reconocer que estaban equivocados y negó que se manipularan los informes de los servicios de espionaje para reforzar la posición de quienes querían derrocar a Sadam a toda costa.

«Repito que (...) no emprender acciones contra Irak habría envalentonado a Sadam Husein. Podría haber desarrollado un arma nuclear. No estoy diciendo que inmediatamente, pero con el tiempo (...) hubiéramos estado en una situación de chantaje», agregó. También dejó la puerta abierta a que realmente sí hubiera armas no convencionales en Irak y consideró la posibilidad de que pudieran ser destruidas, escondidas o enviadas a otro país.