El Parlamento federal belga otorgó ayer a los más de 154.000
extranjeros no comunitarios censados en Bélgica el derecho a votar
en las elecciones municipales, pero estableció una serie de
condiciones. La propuesta contó con 80 votos a favor, 58 en contra
y tres abstenciones.
La nueva ley establece que los extranjeros no comunitarios con
sus papeles en regla deben residir en Bélgica durante al menos
cinco años y firmar una declaración en la que se comprometen a
respetar la Constitución, las leyes y la Convención europea de
Derechos Humanos. Una vez que el ciudadano extracomunitario se haya
inscrito en el censo electoral deberá votar en todos los comicios
locales, pues el sufragio es obligatorio en Bélgica, pero no podrá
presentarse como candidato.
La iniciativa, que fue promovida por una grupo de partidos que
incluía a todos los francófonos -salvo la ultraderecha- y al SP.A
(socialistas flamencos), ha sido objeto de un intenso debate.
La coalición de Gobierno ha votado dividida, pues mientras los
socialistas y los liberales francófonos del Movimiento Reformador
se pronunciaron a favor, los liberales flamencos lo hicieron en
contra.
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