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La pega de carteles en la medianoche fue una vez más el acto de arranque de la carrera electoral. Las formaciones políticas que concurren a la cita con las urnas del 14 de marzo exigen «respeto» y «una campaña limpia». Para empezar, al candidato al Senado del PP, Antoni Marí Carraca, no le ha sentado nada bien que la aspirante al mismo cargo por Progressistes per Eivissa y Formentera, Cati Torres, le haya tachado de «enemigo político». «Para mí no empezamos bien. Hay que ser democráticos y, sobre todo, personas. No voy a entrar en este juego. Tengo amigos de otros partidos, que respeto mucho. No somos enemigos, sino adversarios políticos», dijo.

Progressistes per Eivissa y Formentera reclama de boca de la número 5 de la lista al Congreso, Marián Suárez, «una campaña limpia», con una carga de crítica política con «capacidad constructiva.

Los socialistas entienden, por su parte, que con la nueva coalición de izquierdas no habrá ningún problema porque, según la candidata al Senado, Carmen Ferrer, «compartimos los mismos principios», aunque con el PP «puede haber sorpresas».

Estas elecciones, según el PSOE, están más abiertas que nunca. Balears cuenta en esta ocasión por el aumento de la población con la posibilidad de elegir a un diputado más (8), escaño que los socialistas aspiran obtener. En las elecciones de 2000 el PP logró 5 diputados por 2 del PSOE.

El PP, según su candidato al Senado, afronta con optimismo esta campaña dados los buenos resultados obtenidos en las elecciones de mayo. No obstante, el número dos del PP al Congreso, Enrique Fajarnés, reclama «la máxima participación de los ciudadanos», al igual que el resto de formaciones políticas.

Por primera vez en los últimos ocho años el PSOE y el resto de formaciones de la izquierda se presentan por separado. Suárez destaca la necesidad de «convencer» a la gente de que es posible «una nueva mayoría progresista». El Grupo Verde Europeo reivindica el papel de los partidos minoritarios.