Un misterioso grupo tiene en jaque a las fuerzas de seguridad
francesas con un chantaje terrorista contra la red ferroviaria, que
llevó al Gobierno a intentar una fracasada primera operación de
entrega del rescate multimillonario pedido.
El primer intento de pagar el rescate falló el lunes pasado por un
error en la localización del sitio donde debía ser lanzado el
dinero desde un helicóptero, ya que el piloto fue incapaz de
encontrar una lona azul en un prado de Montargis, al sur de París.
Cuatro millones de dólares y un millón de euros. Es el precio
que debería pagar el Estado francés si quiere evitar que el «grupo
AZF» active la decena de bombas que dice haber colocado en diversos
puntos de los 32.500 kilómetros de vías ferroviarias de
Francia.
Unos 10.000 trabajadores de la empresa francesa de
ferrocarriles, SNCF, comenzaron ayer a peinar toda esa red en busca
de los artefactos explosivos, anunció su presidente, Louis Gallois,
quien espera que la inspección acabe hoy.
Esa cita frustrada había estado precedida de un intercambio de
mensajes codificados entre «Suzy» (la policía) y «Mi gran lobo»
(AZF) en las páginas de anuncios breves del diario
«Libération».
Esos mensajes de «Suzy» a «Mi gran lobo», que versaban sobre el
pago del rescate y las modalidades de entrega, iban acompañados de
un número de teléfono o de fax para que el grupo AZF
respondiese.
Un canal de comunicación privilegiado que ha sido «quemado» por
la indiscreción del diario regional «La Depeche du Midi», que
desveló ayer el caso, pese a la petición expresa de
confidencialidad del Ministerio del Interior a todos los medios de
comunicación.
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