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ALDO RODRÍGUEZ-CARACAS
Opositores y seguidores del presidente Hugo Chávez volvieron ayer masivamente a las calles de Caracas, esta vez sin crear incidentes, unos para exigir un referendo contra el gobernante y otros para impedirles acercarse a la sede del Gobierno.

Seis columnas humanas procedentes de diferentes zonas caraqueñas concentraron a una muchedumbre opositora en una avenida próxima al centro de la ciudad, aunque fuentes independientes no proporcionaron cifras de asistentes y hablaron sólo de «una impresionante multitud». Allí los opositores, que colapsaron la capital, enarbolaron carteles donde exigieron «votos y no balas» y levantaron una tarima engalanada con una bandera de Venezuela manchada de sangre, siempre vigilados desde el aire por helicópteros de fuerzas bajo el mando del Gobierno.

Personas que dijeron que en los últimos días fueron golpeadas, tiroteadas y torturadas por fuerzas antidisturbios gubernamentales hicieron uso de la palabra, junto a varios de los dirigentes «antichavistas» que clamaron unidad contra el gobierno.

Los manifestantes fueron resguardados por 3.000 agentes de cuerpos policiales al mando de alcaldes opositores, acusados por el Gobierno de contribuir, «por acción u omisión», a los incidentes que entre el 27 de febrero y el miércoles pasado dejaron al menos siete muertos, más de 200 heridos y más de 300 detenidos. Se desconoce con exactitud el número de víctimas y cuántas son opositoras, oficialistas y de los cuerpos de seguridad bajo órdenes «antichavistas» o del Gobierno que actuaron en esos enfrentamientos.