Mientras, la comisión indicó en un breve comunicado que la reunión
fue «extraordinaria» y que tanto Bush como Cheney estuvieron
«elocuentes y francos». La comisión bipartidista agregó que la
información obtenida ayer formará parte del informe final -que será
revisado renglón por renglón por la Casa Blanca- y que presentará
ante el Congreso previsiblemente el próximo 26 de julio.
«Estamos trabajando largas horas para proteger a EEUU y hacemos
lo mejor posible» para llevar a los responsables ante la Justicia,
aseguró. Sin entrar en detalles sobre el contenido del encuentro a
puerta cerrada, Bush dijo que se abarcaron muchos temas, que
contestó a todas las preguntas y que le interesan las
recomendaciones de la Comisión para evitar errores del pasado.
Pero la entrevista suscitó críticas entre algunos demócratas y
algunos familiares de las víctimas del 11-S, por la presunta falta
de transparencia y la suspicacia de que, quizá, ambos querían
mantenerse en el mismo guión para no entrar en contradicciones.
Bush insistió en que no tiene nada que ocultar y que quiso explicar
a la comisión «cómo dicto estrategias, cómo funciona la Casa
Blanca, cómo lidiamos con las amenazas».
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