Donald Rumsfeld jura antes de declarar en el Senado sobre los malos tratos a prisioneros iraquíes.

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RAFAEL CAÑAS-WASHINGTON
El secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, aceptó ayer «toda la responsabilidad» por los malos tratos a los prisioneros en Irak, pero tuvo problemas para explicar por qué se reaccionó tarde a las denuncias de hace casi un año. Los hechos «ocurrieron estando yo a cargo» del Pentágono y «acepto toda la responsabilidad», afirmó ayer Rumsfeld ante el Comité de Fuerzas Armadas del Senado, al que explicó su gestión del escándalo de malos tratos y torturas en cárceles de Irak y Afganistán bajo control de EEUU.

Admitió también su error en no haber reconocido la importancia del asunto y no haberlo comunicado inmediatamente «al presidente y los miembros del Congreso». Rumsfeld dijo que las fotografías de los malos tratos divulgadas son «ofensivas e indignantes», pero indicó que estos «hechos terribles» fueron perpetrados por un «pequeño grupo de militares».

Rumsfeld pidió sus «más profundas disculpas» por lo ocurrido a los detenidos, pero aseguró que no piensa dimitir por el escándalo, y se mostró partidario de compensar a las víctimas de malos tratos. El jefe del Pentágono calificó lo sucedido como «una catástrofe» y enumeró una serie de medidas para poner coto a estas prácticas, entre las que figura la creación de un grupo que investigue lo sucedido y aclare responsabilidades hasta el máximo nivel necesario.

El presidente del Comité de Fuerzas Armadas del Senado, el republicano John Warner, consideró las vejaciones «totalmente inaceptables» y dijo que manchan la imagen de EEUU en el mundo. El presidente George W. Bush reprochó a Rumsfeld el miércoles por haberse enterado por la prensa de este escándalo, aunque el jueves reiteró que el jefe del Pentágono «seguirá» en su Gobierno, a pesar de las peticiones de dimisión por parte de la oposición demócrata.