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EFE-LISBOA
La muerte súbita del candidato socialista portugués a las elecciones para el Parlamento Europeo, Antonio Sousa Franco, dio ayer un aldabonazo al tramo final de la campaña, en la que el fallecido era favorito al triunfo en todas las encuestas.

La campaña, que arrancó con un tono de gran acritud y graves descalificaciones, parecía haberse sosegado en la recta final, y ha dado paso ahora a un clamor de elogios a la figura política e intelectual de Sousa Franco, incluso de quienes le vituperaban pocos días antes.

Todos los partidos suspendieron en señal de duelo las respectivas campañas tres días antes de lo previsto y parece poco probable que se celebren nuevos actos partidistas antes de la cita electoral del día 13. La Comisión Nacional de Elecciones (CNE) lusa tuvo que difundir un comunicado en el que recordó que «el trágico suceso no implica la suspensión del proceso electoral ni la respectiva votación».

Nadie duda de que el efecto del dramático fallecimiento de Sousa Franco no sólo no va a restar apoyos electorales al Partido Socialista (PS), sino que incluso puede ratificar un holgado triunfo que auguraban las encuestas.

El ex ministro socialista de Justicia Antonio Costa, que acompañaba al difunto cuando cayó fulminado por un infarto en Matosinhos, en las afueras de Oporto, será quien coseche ahora la eventual victoria.

Pero el PS aparece conmocionado a tres jornadas del cierre de campaña y su secretario general, Eduardo Ferro Rodrigues, convocó a sus partidarios a «seguir trabajando en la lucha política» para «ser dignos de él».