De otra pparte, el desacuerdo sobre el nuevo presidente de la UE
empeoró el clima negociador entre los 25 y puso en peligro el
riesgo de aprobación de la Constitución. Finalmente la presidencia
decidió posponer la designación del sucesor de Prodi después de que
el primer ministro belga, Guy Verhofstadt retirara su candidatura.
El actual Alto Representante de la Política Exterior y Seguridad
Común de la UE, el español Javier Solana, afirmó que le costaría
mucho rechazar una petición consensuada para ejercer la
presidencia.
La tarea no parece fácil en una Europa que registró las tasas
más bajas de participación en su historia en las últimas elecciones
al Parlamento europeo y donde crece el número de
euroescépticos.
Según el texto de la Constitución, si dos años después de su
firma, prevista para dentro de tres meses, 4/5 de los países
miembros la hubieran ratificado y uno o varios tuvieran problemas,
el Consejo Europeo «tomará conocimiento de la cuestión».
De producirse esa situación causaría una grave crisis en la
Unión Europea, que podría en última instancia desembocar en la
salida de los países reticentes de la UE.
La nueva Constitución Europea da cabida a dos concepciones
enfrentadas a la hora de concebir la Unión Europea y su futuro, ya
que este alambicado texto satisface la posición «integracionista» y
comunitaria de Francia y Alemania frente a la intergubernamental de
Reino Unido. En cualquier caso, Blair resaltó su poder de veto,
Chirac celebró el avance en la integración sin Londres y Schröder
se enorgulleció de la vieja Europa tras proclamarse 'padre'de la
Carta Magna.
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