La Autoridad británica de Fertilidad Humana y Embriología (HFEA, en
inglés) autorizó ayer un relajamiento de su normativa para permitir
la creación de los llamados «bebés de diseño» en casos en los que
puedan curar a un hermano enfermo. La HFEA, que ya permitía la
selección de embriones para descartar enfermedades genéticas, ha
ampliado su margen de tolerancia a fin de ayudar a sanar
enfermedades sufridas por familiares.
La presidenta de esta entidad, Suzi Leather, señaló que la
decisión se ha tomado tras analizar los avances de la ciencia en
los últimos años, a fin de poder ayudar a «un pequeño número de
familias con niños muy enfermos». Precisó que la medida no se
aplicará de forma generalizada sino que «se estudiará cada
caso».
La decisión de la Autoridad, que llevaba desde mayo deliberando,
ha sido aplaudida por la comunidad científica y criticada por
varios grupos autodenominados defensores de la vida, que consideran
que con esta medida se utiliza a los bebés «como tratamiento». El
profesor Jack Scarisbrick, presidente de la organización Life
(Vida), advirtió que la medida es «una pendiente resbaladiza» y que
«nunca será correcto fabricar seres humanos para reparar a
otros».
Uno de los promotores del cambio de la norma es el doctor
Mohamed Taranissi, director del Centro de reproducción ginecológica
asistida de Londres, que quiere ayudar al niño norirlandés de dos
años Joshua Fletcher, que padece un mal mortal de la sangre. El
pequeño sufre anemia de Diamond-Blackfan, una enfermedad que podría
tratarse usando células madre que estimularan a su cuerpo para
producir glóbulos rojos sanos.
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