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FRANCE PRESS-BAGDAD
La violencia continuó sesgando vidas durante las 24 últimas horas en Irak, con la muerte de cuatro militares estadounidenses -dos en Bagdad y otros dos en el oeste del país-, un responsable de la policía iraquí en Bagdad y tres guardias nacionales en Baaquba (norte). Mientras, la pequeña comunidad cristiana empieza a enterrar a sus muertos, 48 horas después de la ola de atentados contra iglesias en el país.

Dos Marines sucumbieron ayer a sus heridas causadas en una operación «de seguridad y estabilización» en la provincia de Al Anbar -oeste de Irak, que incluye las ciudades rebeldes suníes de Faluya y Ramadi- y en Bagdad dos soldados estadounidenses murieron y otros dos resultaron heridos ayer a las 23:00 horas por la explosión de una bomba al paso de su vehículo, según informó el Ejército estadounidense. Con éstos son ya 681 los soldados estadouniedenses muertos en Irak desde la invasión del país en marzo de 2003, según un recuento del Pentágono.

En un nuevo ataque contra las fuerzas de seguridad iraquíes, un responsable de la Policía de Bagdad perdió la vida y dos policías resultaron heridos por la explosión de una bomba al paso de su vehículo. El coronel Muayad Bachar al Chamari se dirigía a su oficina acompañado de dos sargentos cuando resultó mortalmente herido.

En Baaquba, al norte de Bagdad, tres guardias nacionales iraquíes murieron y seis resultaron heridos en un atentado suicida con coche bomba contra un puesto de control. Por otra parte, se conoció la muerte de cuatro iraquíes empleados por Acted, una ONG francesa, y asesinados el pasado viernes cuando se dirigían a la ciudad santa chií de Nayaf, según anunció la familia de una de las víctimas. Los cuatro hombres fueron encontrados apuñalados en un cementerio de la ciudad.