Rodríguez Zapatero intervino ante la 59 Asamblea General de
Naciones Unidas, pero adelantó las líneas generales de su discurso
previamente en conferencia de prensa y en la que propuso la
creación de una Alianza de Civilizaciones. Las referencias a Irak
comenzaron con su solidaridad con todos los que han perdido la vida
en un conflicto ante el que, aseguró, que a la «abrumadora mayoría»
de españoles no les convencieron las razones que esgrimían quienes
promovieron la guerra y así se expresó en el Parlamento y en
manifestaciones «a gritos, bien alto».
Todas esas experiencias, según el jefe del Ejecutivo español, han
enseñado «que el mayor riesgo de una victoria de los terroristas se
produce cuando, para luchar contra el terror, la democracia
traiciona su propia esencia, los Estados limitan las libertades,
cuestionan las garantías judiciales o realizan operaciones
militares preventivas».
«Dijimos también que la guerra era mucho más fácil de ganar que
la paz; la paz es la tarea, una tarea que exige más valentía, más
determinación y más heroísmo que la guerra. Por eso -precisó- las
tropas españolas regresaron de Irak». Ahora, señaló, lo que importa
es contribuir a restablecer completamente la independencia y
soberanía en ese país.
Zapatero subrayó que los españoles han aprendido durante treinta
años a soportar y combatir el terrorismo y, por ello, comprendieron
muy bien el dolor del pueblo estadounidense tras los atentados del
11-S, «conocen los secuestros, las bombas y los tiros en la nuca y
saben el significado de la palabra compasión», agregó. En este
contexto, también agradeció la solidaridad recibida por España tras
los atentados de Madrid del pasado 11 de marzo.
Por ello, insistió en combatir el terrorismo exclusivamente
desde la legalidad nacional e internacional y el respeto a los
Derechos Humanos y a la ONU, y tras señalar que esa actuación se
trata de una «convicción ética», destacó que el terrorismo no tiene
justificación, pero se deben conocer sus raíces. Consideró que «la
simiente del mal» puede arraigar cuando cae «en la tierra de la
injusticia, de la pobreza, de la humillación, de la
desesperación».
En consecuencia, señaló que la corrección de las grandes
injusticias políticas y económicas, privaría a los terroristas de
sustento popular y «cuanta más gente viva en condiciones dignas en
el mundo, más seguros estaremos todos». El presidente del Gobierno
reafirmó el compromiso de España con las operaciones de
mantenimiento de la paz, y en el desarrollo de esa apuesta y «como
representante de un país creado y enriquecido por culturas
diversas» propuso una Alianza de Civilizaciones entre el mundo
occidental y el mundo árabe y musulmán.
«Cayó un muro y debemos evitar ahora que el odio y la
incomprensión levanten otro», añadió Zapatero, quien propuso al
secretario general de la ONU, Kofi Annan, la posibilidad de
constituir un Grupo de Alto Nivel para llevar a cabo esta
iniciativa. Respecto a Oriente Medio, reiteró la defensa del papel
del Cuarteto y de la Hoja de Ruta ante un conflicto en el que «el
tiempo perdido se cuenta en vidas humanas».
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