Ambos rectificaron rápidamente, ante el malestar mostrado en
privado por la Casa Blanca, preocupada por las consecuencias
electorales. La aclaración de Bremer, en la que precisó que se
refería al momento en que asumió el cargo, en mayo de 2003, no
convenció, ya que el 17 de septiembre pasado, en una intervención
en la Universidad DePauw, incidió en la falta de tropas en Irak,
que fue uno de sus principales puntos de discusión con Washington.
En un discurso pronunciado el lunes en una convención de agentes
de seguros y conocido ayer, Bremer admitió también que Estados
Unidos había pagado «un alto precio por no haber detenido (a tiempo
los saqueos) lo que contribuyó a crear una atmósfera de falta de
ley».
Por su parte, el jefe del Pentágono dijo ayer, en un discurso en
Nueva York, que no había visto ninguna prueba que vinculara al
régimen de Sadam Husein con la red terrorista Al Qaeda. «Que yo
sepa, no he visto ninguna prueba firme que vincule a los dos»,
afirmó.
En esa ocasión, Bremer incluso admitió que «debía haber sido más
insistente» con la petición de más soldados. El candidato demócrata
a la presidencia, John Kerry, y su oficina de campaña se
apresuraron a lanzarse con dureza contra esas admisiones, que dan
la razón al discurso demócrata acerca de los motivos de la guerra
de Irak o la planificación de la posguerra.
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