La Comisión Europea aceptó ayer el reto de incorporar al primer
país musulmán a la UE y dio un «sí», aunque condicionado, a la
apertura de negociaciones para su adhesión.
Además, se prevén «largos periodos de transición» en áreas como la
agricultura o la política estructural antes de la incorporación
plena de Turquía, e incluso «salvaguardas permanentes» en la libre
circulación de trabajadores.
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, anunció la
medida ante la Eurocámara, a la vez que lanzó un mensaje de
tranquilidad a los europeos, a quienes dijo que «no tienen nada que
temer» ante la futura integración de Turquía en la UE. Asimismo,
Prodi dio a entender que el ingreso no podrá producirse en
cualquier caso antes de 2014.
La Comisión no mencionó fechas y dejó esta labor a los jefes de
Estado y de Gobierno de la UE, que tendrán la última palabra sobre
la apertura de las conversaciones en su cumbre del próximo 17 de
diciembre en Bruselas.
La recomendación estipula que la CE propondrá «suspender» las
conversaciones si constata «una ruptura grave y persistente de los
principios de libertad, democracia, respeto a los derechos humanos,
libertades fundamentales o del Estado de Derecho» en Turquía.
«Este era un mensaje necesario para los ciudadanos de Francia y
Alemania», opuestos a las negociaciones con Turquía por temor a una
inmigración masiva turca, dijo en una rueda de prensa el comisario
para la Ampliación, Günter Verheugen, verdadero artífice de la
recomendación.
Según Verheugen, los europeos no deben temer que como resultado
de la entrada de Turquía «no quede dinero para la política agrícola
o los fondos estructurales y de cohesión de la UE».
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