El Parlamento israelí comenzó ayer a debatir el plan de desconexión
del primer ministro, Ariel Sharón, bajo un dispositivo de seguridad
sin precedentes por el temor a un atentado de la extrema
derecha.
Interrumpido en numerosas ocasiones por diputados de la derecha
nacionalista que rechazan su iniciativa, así como por
parlamentarios árabes que le exigen la aplicación de la «Hoja de
Ruta», Sharón agregó que «no he engañado al pueblo».
Sharón pidió al Parlamento (Knéset) el respaldo a su plan de
«desconexión» de Gaza en un turbulento debate histórico en el que
tiene garantizada la mayoría absoluta.
«Nunca en mi vida, ni como comandante ni como político he tenido
que afrontar decisión más difícil que ésta», refirió Sharón al
aludir a su intención de evacuar la franja de Gaza y desmantelar
los 21 asentamientos judíos que él mismo ayudó a crear, así como
otros cuatro en el norte de Cisjordania.
Sharón aseguró ante la Knesset que está dispuesto a seguir hasta
el final con el plan de separación con los palestinos, un paso
necesario para la paz, aseguró. Sharón inauguró con su discurso una
maratoniana sesión parlamentaria que finalizará esta noche con la
votación sobre su plan.
En principio, la iniciativa cuenta con una mayoría absoluta de
65 de los 120 diputados de la Cámara, si bien el primer ministro
sufre la «rebeldía» de al menos 22 parlamentarios de su coalición
de Gobierno, 17 de ellos de su partido Likud. El primer ministro
alegó en el Pleno del Parlamento que su plan es la respuesta de
Israel al estancamiento del proceso de paz con los palestinos, que
-dijo- han dado la espalda a la paz.
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