El presidente George W. Bush llegó ayer a la Casa Blanca, después de su visita oficial a Canadá.

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«Es muy importante que las Naciones Unidas entiendan que debe haber una asunción de responsabilidades completa, imparcial y abierta sobre el programa 'Petróleo por Alimentos'», dijo Bush en declaraciones junto con el presidente nigeriano, Olusegun Obasanjo. Sin embargo, el presidente estadounidense eludió responder de forma clara a una pregunta acerca de si Annan debería dimitir, y se limitó a decir que espera «una revelación completa de los hechos y una evaluación honrada de lo que ocurrió».

El gran alcance de este desastre exige nada menos» que la dimisión del secretario general, dice Coleman en un artículo de opinión que publicó el diario «The Wall Street Journal». Según el Congreso estadounidense, el derrocado régimen de Sadam Husein obtuvo 21.300 millones de dólares de forma ilegal a través de un uso indebido de ese programa y Coleman cree que el secretario general debe responder por ello.

«Es importante para la integridad de la organización que tengamos una revelación total y abierta de todo lo que ocurrió en el programa», insistió Bush, quien agregó que eso es necesario «para que los contribuyentes de EEUU se sientan cómodos al apoyar a Naciones Unidas». El senador estadounidense Norm Coleman, quien encabeza las investigaciones en este país sobre la presunta corrupción en el programa humanitario de la ONU en Irak, instó el miércoles al secretario general de la organización, Kofi Annan, a que dimita.

Por otra parte, Bush declaró ayer que no puede haber retrasos en las elecciones iraquíes, previstas para el próximo 30 de enero. «Es el momento de que los ciudadanos iraquíes vayan a las urnas», aseguró el presidente desde el Despacho Oval de la Casa Blanca.

Tal y como está previsto desde un principio, Bush insistió en que los comicios deben celebrarse en la fecha fijada, rechazando así las peticiones de varios grupos políticos iraquíes que se han dirigido al Gobierno interino de Irak para pedirle que se pospongan para dentro de, al menos, seis meses. Estos grupos argumentan que el aplazamiento tiene como objetivo garantizar por completo la seguridad del proceso electoral.

Sin embargo, Bush mantiene su posición, tal y como dejó claro ayer con más firmeza que nunca, al afirmar que «las elecciones no deberían aplazarse» porque es hora de que se celebren. Por ello, dijo, «nos mantenemos muy firmes con la fecha del 30 de enero».

El presidente reveló que él personalmente dio el visto bueno al incremento de las tropas estadounidenses presentes en Irak antes de las elecciones, tal y como anunció el pasado miércoles el Pentágono. Los responsables militares sobre el terreno pidieron más efectivos y «yo he cumplido su solicitud», precisó.