Diecisiete iraquíes empleados por el Ejército estadounidense y
cuatro militares murieron en varios ataques perpetrados ayer en la
zona rebelde suní situada al norte de Bagdad, elevando a más de 60
los fallecidos durante el fin de semana. Estos episodios de
violencia causaron además 35 heridos, todos ellos iraquíes.
«Diecisiete iraquíes que trabajaban para una empresa contratada
por el Ejército estadounidense murieron y otros 13 resultaron
heridos el domingo por la mañana en una emboscada al noroeste de
Tikrit», a 180 kilómetros al norte de Bagdad, indicó un portavoz
del Ejército norteamericano, Robert Powell.
Los iraquíes atacados trabajaban para una empresa estadounidense
encargada de destruir municiones del Ejército de Sadam Husein, cuyo
feudo era Tikrit, en unos almacenes situados a cuatro kilómetros al
norte de la ciudad. Solían ir cada mañana a la misma hora a
trabajar a Al Hamra.
Una hora después, un atentado perpetrado con un coche bomba
cerca de Baiji, a 200 kilómetros al norte de Bagdad, costó la vida
a tres guardias nacionales iraquíes e hirió a otros 18, según el
capitán Bill Cooppernoll.
«Los soldados estadounidenses evacuaron a los heridos a una base
cercana», añadió el capitán, según el cual estallaron tiroteos
entre guardias nacionales y rebeldes después del ataque. Según el
teniente de la Guardia Nacional Abu Bakr Salim Najra, el comandante
de dicha fuerza para la región, el capitán Mohamed Jasem es uno de
los muertos en el ataque cometido a tres kilómetros al oeste de
Baiji, no muy lejos de una base norteamericana.
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