Un conductor suicida segó ayer la vida de dos policías y un
ciudadano iraquí al detonar la carga oculta en su vehículo cerca de
la sede capitalina del Partido del Acuerdo Nacional (PAN), que
lidera el primer ministro interino iraquí, Iyad Alaui.
Un portavoz del hospital Yarmuk, en el centro de Bagdad, explicó
que entre la veintena de heridos atendidos había varios que
presentaban lesiones de extrema gravedad, por lo que no se descarta
que pueda incrementarse el número de víctimas mortales.
En un comunicado colgado en una página web, el «Ejército de
Ansar al-Sunna» (Defensores de la Tradición) asumió la autoría del
ataque, perpetrado por «un león del Islam que lanzó un heroica
operación de martirio contra los agentes que protegían la sede del
partido del apóstata Iyad Alaui».
Un segundo coche bomba explotó poco después del mediodía en un
área del barrio bagdadí de Qadisiya, también cerca del perímetro
amurallado de la «Zona Verde», según confirmó un portavoz militar
de EEUU, sin detallar si causó víctimas.
En la ciudad meridional de Basora, a unos 550 kilómetros al sur
de la capital, hombres armados abrieron fuego contra el vehículo en
el que viajaban varios policías iraquíes y mataron a tres de ellos
e hirieron a un cuarto, informaron radios locales.
Un tercer coche bomba estalló en la localidad de Balad, al norte
de Bagdad, al paso de un autobús que transportaba a agentes de la
Guardia Nacional, cuatro de los cuales perdieron la vida y cerca de
una quincena resultaron heridos.
Los insurgentes han intensificado en los últimos días su campaña
de intimidación y terror contra el Gobierno interino y las fuerzas
de seguridad iraquíes con la intención de mantener la inseguridad y
evitar que se celebren las elecciones anunciadas para el próximo 30
de enero. Se calcula que, al menos, 17 agentes de seguridad
murieron en los diferentes ataques perpetrados ayer.
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