El grupo ultranacionalista «Etnocacerista» mantiene ayer en vilo a
Perú y especialmente a la ciudad sureña de Andahuaylas, después de
retractarse de su intención de deponer las armas y dejar en
libertad a los 11 policías que mantienen como rehenes en la
comisaría local.
La Defensoría del Pueblo hizo ayer un último intento por
reanudar el diálogo con el líder rebelde, el mayor retirado Antauro
Humala, después de que el Ministerio del Interior diera inicio a
las operaciones de recuperación de la sede policial.
En el transcurso del día Humala aseguró que ha muerto uno de sus
«reservistas», como denomina a sus seguidores, por los disparos de
un francotirador de la policía. Igualmente, al hospital de
Andahuaylas llegaron al menos cinco heridos, dos de los cuales eran
policías, dos civiles y un «etnocacerista».
Habitantes de Andahuaylas que apoyan la acción armada de Humala
se enfrentaron a la policía y agredieron a algunos de los agentes
heridos. La representante de la Defensoría en Andahuaylas, Rosa
María Pazos, intentó ayer por la tarde junto con representantes de
la municipalidad y policía locales dialogar con Humala.
Horas antes, Humala había roto el diálogo abierto con una
comisión mediadora porque el gobierno envió a 1.800 policías y
militares para garantizar la seguridad en Andahuaylas, localidad
situada a 832 kilómetros al sur de Lima.
«Hemos visto que no hay garantías para el diálogo y por
consiguiente desconfiamos. Acá nos vamos a seguir defendiendo.
Están provocando que un reservista lance un tiro y se genere una
masacre», dijo Humala desde Andahuaylas. Asimismo, Humala agregó
que entregará las armas de sus 150 seguidores únicamente al
defensor del Pueblo, Walter Albán, que está en Lima.
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