El Comité de Ulemas recuerda que «no todos los grupos participaron
(en las elecciones), por lo que las próximas instituciones no
tendrán suficiente legitimidad para redactar una nueva
Constitución». La incorporación de los suníes -comunidad en la que
se integran los insurrectos-, a la elaboración de esa Carta Magna
es el primer desafío político al que se enfrentarán los nuevos
dirigentes, sobre los que planeará el fantasma de un partición
territorial del país si no logran implicar en el proceso a ese
grupo minoritario, pero que tradicionalmente ha gobernado en
Bagdad.
El Gobierno interino iraquí, por su parte, anunció la reapertura
de las fronteras terrestres del país y un alivio del toque de queda
vigente en varias ciudades, incluida Bagdad y Mosul. Según explicó
en la radio estatal el coronel de la Policía Ahmed al Jafayi,
portavoz del Ministerio del Interior, el toque de queda volverá a
ser como antes de las elecciones, es decir, durará de once de la
noche a cuatro de la madrugada.
El Comité de Ulemas de Irak confirmaba entretanto su rechazo al
nuevo proceso político y en su primera declaración postelectoral
cuestionaba la legitimidad de la cita a las urnas. En el
comunicado, la máxima instancia religiosa entre los suníes afirma
que el Parlamento y el Gobierno que se formen tras los comicios «no
tendrán suficiente legitimidad».
«Respetamos las opciones elegidas por los votantes pero las
instituciones que se deriven de ellas no serán realmente legales
porque no representarán a todos los iraquíes», se precisa en la
declaración, en alusión al mayoritario boicot electoral de los
suníes.
Por otra parte, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ha
desclasificado un informe que concluye que Irak abandonó su
programa de armas nucleares en 1991, afirmaron funcionarios de los
servicios de inteligencia citados ayer por el diario 'Los Angeles
Times'. Las mismas fuentes subrayaron que este informe forma parte
de una serie de actualizaciones que la agencia está realizando para
corregir sus documentos con respecto al presunto programa de armas
nucleares iraquí.
El documento, con fecha de 18 de enero, concluye que «Irak
probablemente no persiguió» la producción de «armas químicas
después de 1991». Y reconoce que estas conclusiones «varían
significativamente» de afirmaciones anteriores de la CIA «debido en
gran parte a los acontecimientos posteriores y el acceso directo a
funcionarios, científicos, instalaciones y documentos
iraquíes».
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