Oficiales de la seguridad israelí aconsejan esperar «la reacción de
la ANP y de su presidente Mahmud Abás». Por lo pronto, el
viceprimer ministro de Israel, Ehud Olmert, aseguró ayer que el
atentado de anoche no afectará al plan de retirada israelí de Gaza,
previsto para el próximo mes de julio.
Abás declaró el alto el fuego el pasado 8 de febrero en la
cumbre de Sharm el Sheij junto al primer ministro Ariel Sharón,
tras arduas negociaciones con los líderes de los grupos armados en
Gaza. Otras fuentes afirman que la reivindicación de la autoría se
ha producido en la capital de Siria, Damasco, donde la Yihad
Islámica tiene su sede en la exilio, con Ramadán Abdala Salah al
frente.
Hizbulá
Abás sugirió ayer por la mañana que la responsabilidad del atentado
recaía sobre la guerrilla libanesa pro-iraní Hizbulá, una vez que
las facciones palestinas en la franja de Gaza, Yihad Islámica,
Hamás y las Brigadas de los Mártires de al Aksa rechazaron
cualquier implicación en el ataque. La confusión se produjo porque
en la noche del viernes el portavoz de la Yihad Islámica en Gaza,
Mohamed al Hindi desmintió la participación de su grupo en el
atentado lo que llevó a la ANP y a Israel a apuntar a Hizbulá, a
pesar de su negativa categórica desde Beirut.
Además, el próximo día 5 de marzo los representantes en el
exilio de los ocho grupos armados palestinos, incluida la Yihad
Islámica, tenían previsto reunirse en El Cairo para apuntalar el
alto el fuego.
Analistas políticos opinan sin embargo, que las células armadas
en el norte de Cisjordania están fuera de control de las
direcciones en Gaza y que la anarquía que reina en esa área
palestina, aislada y lejana del resto, ha podido propiciar una
actuación autónoma de cualquier grupo.
Durante la tarde de ayer, fuentes del Ministerio de Defensa de
Israel aseguraban que el atentado fue llevado a cabo por la Yihad
Islámica siguiendo instrucciones de sus jefes en la capital de
Siria, Damasco. Tres hombres y una mujer muertos y medio centenar
de heridos es el balance del atentado suicida perpetrado por
Abdulah Badrán, al estallar una carga de 30 kilogramos de
explosivos que portaba ante la discoteca «Stage», en el paseo
marítimo cerca de Tel Aviv.
De los 35 heridos que permanecen hospitalizados, uno se
encuentra en estado crítico y otros dos graves, informan fuentes
israelíes. Badrán procedía de la aldea de Deir al Ghusun, cerca de
Tulkarem, al norte de Cisjordania.
Además, el ministro de Defensa, Shaúl Mofaz, ha puesto a Israel
es estado de alerta. Mientras tanto, Mofaz se ha reunió con los
jefes máximos del Ejército y de los servicios secretos para adoptar
medidas tras el atentado.
Anoche el ministro de Defensa acusó directamente a Siria de
estar tras el atentado, durante la reunión de emergencia que ha
mantenido con responsables del Ejército y de los servicios secretos
israelíes. El primer ministro israelí, Ariel Sharón, no realizó
ayer ningún tipo de manifestación.
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