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EFE BEIRUT
El primer ministro libanés, el pro sirio Omar Karame, anunció ayer la dimisión de su gobierno, y puso un inesperado punto y aparte a la crisis desatada en El Líbano por el asesinato hace dos semanas de su predecesor, Rafik Hariri. «Estoy sorprendido por la orientación que están tomando las cosas. He mostrado buena intención pero las acusaciones contra mí han alcanzado un nivel de injusticia que no puedo soportar», dijo el jefe del ejecutivo al anunciar su decisión en el Parlamento.

La sesión, retransmitida en directo por la televisión estatal, era seguida a través de altavoces desde el exterior de la Cámara por miles de simpatizantes de la oposición, que acogieron el anuncio con alborozo y uno de los cuales gritó «lo ocurrido es una gran victoria».

«Cuando Baahia Hariri (diputada y hermana de Rafik Hariri) pidió la dimisión del ejecutivo, vi que el diálogo al que invito no es posible» reconoció Karame, quien apostilló: «por ello no quiero que el gobierno sea un impedimento para el progreso del país y presento la dimisión de mi gabinete».

Omar Karame hizo el anuncio durante una sesión parlamentaria en la que se debatía una moción de censura contra su gobierno presentada por la oposición, que le responsabiliza en bloque del asesinato de Hariri, junto a la red de servicios secretos y los 14.000 soldados que el régimen de Damasco mantiene desplegados en el país.

Karame había rechazado por la mañana las acusaciones que le involucran en el asesinato del ex primer ministro, al afirmar en una primera intervención en el Parlamento que «es extremadamente injusto que se lancen imputación políticas sin pruebas, para hacer asumir al gobierno la responsabilidad del asesinato de Rafik Hariri».