La periodista Giuliana Sgrena no pudo bajar sola del avión que le llevó de Bagdad hasta Roma.

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FRANCE PRESS/EFE-ROMA
La periodista italiana Giuliana Sgrena, liberada el viernes en Irak por los servicios secretos de su país, aseguró ayer a fiscales italianos que el fuego estadounidense del que fue objeto cuando tres agentes secretos la llevaban en coche hasta el aeropuerto de Bagdad «no estaba justificado» debido a la velocidad del vehículo, que no era tan excesiva como para disparar. Además, precisó a los fiscales que la interrogaron en el hospital militar de Roma donde permanece ingresada por una herida en el hombro, que el fuego procedía de «una emboscada» y no de un puesto de control del Ejército estadounidense.

«Ha sido algo horrible», añadió. «No íbamos particularmente rápido para una situación de ese tipo», explicó Sgrena a la prensa y a fiscales que la interrogaron en el hospital, lo que contrasta con la versión oficial del Ejército estadounidense, que afirmó en un comunicado que los soldados abrieron fuego contra el vehículo porque iba a gran velocidad y su conductor no se detuvo.

En las primeras declaraciones a la prensa, Sgrena manifestó estar afectada por la muerte del espía italiano Nicola Calipari, que le salvó la vida cubriéndole con su cuerpo cuando soldados estadounidenses dispararon contra ellos. Sgrena, de 56 años y que permanece ingresada en el hospital militar Celio de Roma por una herida en el hombro, aseguró a la cadena RAI News 24 «estar bien para el peligro que ha corrido» y relató lo ocurrido el viernes por la noche cuando viajaba en un coche junto con Calipari y otros dos agentes del servicio secreto hacia el aeropuerto de Bagdad.

«Me ha conmocionado particularmente porque pensábamos que el peligro ya había pasado tras mi entrega a los italianos», señaló. «Sin embargo, de repente, se produjo ese tiroteo, fuimos alcanzados por una lluvia de fuego», precisó. «Yo estaba hablando con Nicola, que me estaba contando lo que había pasado en este tiempo en Italia, cuando se apoyó sobre mí, puede que incluso para defenderme, y luego se ha agachado y he descubierto que estaba muerto», explicó.

Mientras el Gobierno de Silvio Berlusconi insiste en su demanda a la Casa Blanca de que se clarifiquen de forma rápida los hechos, el compañero de la periodista, Pier Scolari, habla abiertamente de «emboscada» por parte de las tropas norteamericanas. «Giuliana tenía informaciones y los militares estadounidenses no querían que saliera viva», dijo Scolari, que hizo junto a la reportera de «Il Manifesto» el viaje de retorno a Roma.