El primer ministro británico, Tony Blair, y el ministro de Economía, Gordon Brown, ayer en la planta de Airbus.

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JOAQUÍN RÀBAGO-LONDRES
La disolución ayer, lunes, del Parlamento británico, da paso a la recta final de la campaña electoral para las elecciones generales del próximo 5 de mayo, en la que los laboristas tratan de conseguir su tercera victoria.

¿Qué ha ocurrido para ese cambio? Sencillamente que la campaña electoral, de la que Blair marginó en un primer momento a Brown, no ha ido como se esperaba, y los conservadores no han dejado de acortar distancias gracias a una campaña especialmente agresiva en materia sobre todo de inmigración.

Con la disolución del Parlamento, comienza en serio la campaña, en la que los laboristas hacen una oferta especial: dos líderes por un voto. El primer ministro, Tony Blair, tendrá a su lado en las más de tres semanas que faltan para las elecciones a su ministro de Economía, Gordon Brown, el hombre destinado a sucederle eventualmente al frente del Gobierno antes de que aquél acabe el que será, según prometió, su último mandato.

La pasada semana, Blair prometió que Brown, al que calificó inmodestamente del mejor canciller del Tesoro de los últimos cien años, conservaría ese importante cargo de ganar los laboristas las elecciones. Algunos hablan ya hoy de un gobierno de dos líderes, algo que parecía imposible hace sólo un mes, cuando se especulaba con la posibilidad de que Blair cambiase a Brown de cartera, ofreciéndole tal vez la de Exteriores, en el convencimiento de que no aceptaría.

Blair y su partido han llegado a la conclusión de que la economía es su principal baza, y tratan de explotarla al máximo, para lo que necesitan al hombre al que se atribuye la estabilidad, la baja inflación, la independencia del Banco de Inglaterra y el alto nivel de empleo, entre otras cosas.

Ayer, los conservadores lanzaron en Londres su manifiesto electoral, que hace hincapié en las medidas de ley y orden -más policía, mayor control de la inmigración, mayor disciplina en las escuelas y mayor limpieza en los hospitales. El partido liderado por Michael Howard aboga por recortes de impuestos al tiempo que acusa a los laboristas de querer subirlos, pese a sus promesas electorales.