Los máximos líderes del Partido Comunista Chino (PCCh) y del
Kuomintang (KMT), formaciones enfrentadas durante décadas,
acordaron ayer en una histórica reunión su oposición a la
independencia de Taiwán y «avanzar hacia el fin formal de la
hostilidad».
Hasta ahora, los ejércitos chino y taiwanés se ven como enemigos y
están enzarzados en una carrera armamentista por intentar superarse
en fuerza y tecnología, ante la eventualidad de una futura invasión
china de la isla de Taiwán. Los dos líderes políticos coincidieron
en la necesidad de adherirse a los consensos alcanzados en 1992,
que marcó el mejor momento en las relaciones entre China y Taiwán.
Hu Jintao, secretario general del PCCh y jefe del Estado chino,
recibió ayer en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín al presidente
del KMT, Lien Chan, en la primera entrevista de líderes de ambas
formaciones en 60 años, y ambos coincidieron en que esta cita abre
«un nuevo capítulo» en las turbulentas relaciones chino-taiwanesas.
El comunicado conjunto posterior a la reunión destacó que ambas
partes lograron un consenso en cuestiones como «la recuperación del
diálogo a ambos lados del estrecho» o «la firma de un acuerdo de
paz».
La rúbrica de un tratado entre Hu y Lien que pusiera fin legal a
la guerra civil (1946-49) era algo con lo que se había conjeturado
en la prensa, y aunque ayer no hubo exactamente un armisticio ambas
partes señalaron que están preparadas para esa histórica firma. Hu
y Lien también acordaron discutir en el futuro la participación de
Taiwán en «actividades internacionales» frente a la situación
actual, en la que China trata de aislar la proyección exterior de
la isla. Ambos dirigentes también citaron la necesidad de construir
un mecanismo para conseguir «una confianza mutua en lo
militar».
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