El presidente de EEUU, George W. Bush, no se encontraba en esos
momentos en la Casa Blanca, ya que había salido a dar un paseo en
bicicleta en una zona natural de las afueras de Washington.
La alarma saltó después de que un pequeño avión monomotor
entrase en el espacio aéreo restringido en torno a la capital de
EEUU, lo que obligó a enviar aviones de combate y un helicóptero a
interceptar la nave intrusa, que llegó a estar a menos de cinco
kilómetros de la Casa Blanca.
El incidente también forzó la orden de evacuación de los
principales edificios oficiales de la capital: la Casa Blanca, el
Congreso, el Tribunal Supremo y el Departamento del Tesoro.
«¡Esto no es un ejercicio!», «¡Corran!», gritaban los policías a
los funcionarios y periodistas que salían de forma apresurada de
los edificios.
Una vez controlado el incidente, Bush regresó a la Casa
Blanca.
El vicepresidente Dick Cheney, quien sí se encontraba trabajando
en su despacho, fue evacuado en una caravana de vehículos.
La primera dama, Laura Bush, y Nancy Reagan, quien estaba
haciendo una visita, fueron evacuadas «a un lugar seguro», indicó
el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, aunque no precisó
si fue el búnker subterráneo situado en la mansión
presidencial.
El pasado 27 de abril, la Casa Blanca registró una falsa alarma
aérea durante la cual Bush fue llevado brevemente al búnker situado
bajo la sede presidencial estadounidense.
McClellan explicó que la alerta terrorista pasó del nivel
amarillo al naranja, del segundo al tercero en una escala de cinco,
a las 15.59 GMT, cuando las autoridades de vigilancia aérea
notificaron que había un avión a 24 kilómetros de la sede
presidencial.
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