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DOGAN TILIC
Los choques entre rebeldes kurdos y el Ejército en las regiones del sudeste turco se han incrementado esta semana y han dejado 15 muertos en solo tres días, mientras que las autoridades militares turcas insisten en que los rebeldes llegan del vecino Irak.

La ofensiva militar rompe la relativa calma que imperaba en las provincias kurdas en los últimos casi cinco años, después de que el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdala Ocalan pidiera a sus combatientes que depusieran las armas y decretó un alto el fuego unilateral.

Nueve miembros del PKK murieron el en combates con soldados turcos en Ovacik, una localidad de la provincia kurda de Tunceli. Según la cadena de televisión NTV, que citó fuentes militares, dos de los rebeldes muertos son mujeres, y en la operación se incautaron numerosas armas a los separatistas.

También el viernes los rebeldes del PKK mataron a tres gendarmes y dejaron a otros cuatro heridos en una emboscada que les tendieron en la provincia de Bingol, situada en el sudeste. En la misma zona, hace tres días, otros tres rebeldes kurdos perdieron la vida en otra operación gubernamental, indicaron responsables turcos, que revelaron que la campaña que actualmente se desarrolla en Tunceli cuenta con el apoyo de la Fuerza Aérea turca.

Altos mandos castrenses justificaron la semana pasada sus acciones militares en el sudeste del país porque dicen haber detectado la entrada de combatientes del PKK en Turquía desde el norte de Irak. El general Ilter Basbug, jefe de Estado Mayor adjunto del Ejército turco, denunció que los separatistas han llegado al país con un explosivo conocido como C-4, y que ya ha sido utilizado en algunos atentados.