Cuatro explosiones estremecieron Londres en plena hora punta esta
mañana, matando al menos a 45 personas y alterando los planes de
una cumbre del Grupo de los Ocho (G8) en Escocia, en una acción
calificada por el primer ministro británico Tony Blair como ataques
«bárbaros».
El ministro del Interior, Charles Clarke, dijo que las
explosiones fueron «ataques terroristas». Los testigos vieron volar
por el aire el techo de uno de los característicos autobuses de dos
pisos cerca de la plaza Russell, no muy lejos de la terminal de
trenes King's Cross, mientras otras tres explosiones aparentemente
coordinadas destrozaron algunos trenes de metro que iban
repletos.
Fuentes de seguridad dijeron que hubo víctimas fatales en los
cuatro sitios alcanzados por las bombas, mientras que la cadena Sky
Televisión reportó que habían fallecido al menos 45 personas, cifra
que concuerda con declaraciones de Estados Unidos.
La policía de Londres confirmó al menos 33 víctimas fatales y 45
en estado crítico o serio, aunque testigos y personal médico que
atendía a los heridos hablan de más de 150. «Yo estaba en el
autobús», dijo un pasajero que aún estaba confundido después del
estallido. «Miré a mi alrededor y los asientos detrás de mí
desaparecieron». «Se podían ver cuerpos en la calle, afuera», dijo
otro testigo visual, Peter Gordon. «Había humo por todas partes.
Fue una matanza».
El presidente estadounidense George W. Bush, hablando en la
cumbre del G8, dijo a periodistas que «la guerra contra el
terrorismo continúa». «No cederemos ante estos terroristas, los
encontraremos y los llevaremos a la justicia», afirmó. Una
organización desconocida, el «Grupo Secreto de la Yihad (guerra
santa) de Al Qaeda en Europa», reivindicó las explosiones. La
policía hasta ahora ha rehusado comentar si en los estallidos hubo
intervención de atacantes suicidas con bombas
Los ataques hicieron recordar los atentados con bombas en Madrid
del 2004, atribuidos a Al Qaeda y conmocionaron a los londinenses.
La Comisión Islámica de Derechos Humanos advirtió a los musulmanes
de Londres que permanezcan en sus casas para evitar episodios de
violencia contra ellos.
Los ataques tienen lugar un día después de que el Comité
Olímpico Internacional (COI) designó a Londres como la sede de los
Juegos Olímpicos del 2012. «Estoy muy triste de que esto ocurra en
el corazón de una ciudad olímpica. Desafortunadamente no hay ningún
refugio seguro. Nadie puede decir que su ciudad es segura», dijo el
presidente del COI, Jacques Rogge, en Singapur.
Por su parte, el primer ministro británico, Tony Blair, afirmó
hoy, en nombre de todo el G8, que «no permitiremos que la violencia
cambie nuestra sociedad o nuestros valores», tras los atentados
registrados. Blair, acompañado de los líderes del G8 y los cinco
países en desarrollo invitados -México, Sudáfrica, Brasil, India y
China-, aseguró que «las bombas de hoy no debilitarán nuestra
determinación a ayudar a los más débiles y a derrotar a aquellos
que quieren imponernos el fanatismo».
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