Parte de la turbamulta que cruzaba el puente quedó atrapada junto a
una de las vallas, que cedió y provocó que cientos de personas
cayeran al vacío y el río Tigris se poblara de cadáveres y heridos
que gritaban con desespero auxilio. Fuentes médicas indicaron, por
su parte, que muchos de los heridos presentan lesiones
extremadamente graves y que existe un importante número de
desaparecidos, por lo que no se descarta que la cifra de víctimas
aumente en las próximas horas. La mayoría de las víctimas son
ancianos, mujeres y niños chiíes que se precipitaron desde el
puente a unos 30 metros de altura.
Para evitar tensiones entre las dos comunidades, el jefe del
Gobierno iraquí dirigió un discurso a la Nación, en el que pidió
que las diferentes entidades políticas y religiosas del país
«trabajen por la unidad del pueblo de Irak para continuar el
proceso» de transición democrática. «Hay que mostrar a todo el
mundo que lo que ocurrió hoy nos impulsará para preservar la unidad
del pueblo, y que nuestra palabra seguirá estando unida», dijo
Yafari.
Poco antes de la tragedia, siete fieles murieron y cerca de 40
resultaron heridos en un ataque con morteros contra la mezquita del
Iman Musa al Kadem -una importante figura para los chiíes-, en el
mismo barrio, donde se encontraban ayer centenares de miles de
fieles.
Esta es la catástrofe más grave ocurrida en Irak en la últimas
décadas y la segunda estampida más cruenta durante una
peregrinación habida en el mundo en los últimos treinta años.
El primer ministro iraquí, Ibrahim al Yafari, instó a los
iraquíes a mantenerse unidos para continuar el proceso de
transición democrática del país, tras la estampida. Yafari acusó a
«algunos malos» de propagar los rumores, mientras que el presidente
de Irak, de visita en Moscú, responsabilizó directamente de la
tragedia a la organización Al Qaeda en Irak, que dirige el
terrorista jordano, Abu Musab al Zarqaui.
Precisamente, el grupo radical iraquí «Yaish al Taifa al
Mansura» (Ejército de la Secta Victoriosa), suní, presuntamente
vinculado con Al Qaeda, asumió la autoría del ataque con
proyectiles contra la mezquita. En un comunicado difundido en
Internet y reproducido por la televisión Al Arabiya, el grupo
radical afirmó que cometió el atentado en represalia por lo que
calificó de «matanzas que los chiíes cometen contra los
suníes».
Varios líderes políticos y religiosos suníes han acusado
recientemente a efectivos de antiguas milicias chiíes, que se
integraron en las fuerzas de seguridad, de secuestrar y asesinar a
miembros de la comunidad suní. Por su parte, dirigentes chiíes
responsabilizaron en el pasado a «terroristas» suníes del asesinato
de decenas de miembros de su comunidad, incluidos varios
clérigos.
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