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PATRICIA SOUZA-KABUL
Las históricas elecciones legislativas de Afganistán se celebraron ayer entre escasos incidentes y con una participación sensiblemente inferior a la de las presidenciales del año pasado, que podría estar en torno al 50 por ciento. El temor a un gran ataque de los talibán no se materializó durante una jornada electoral que estuvo vigilada por 100.000 soldados y policías y en la que, aunque hubo violencia, no fue excesiva dadas las difíciles circunstancias de este país. Fuentes oficiosas señalaron que durante la jornada electoral fallecieron al menos 15 personas, entre ellos un militar francés.

Pero el hecho de que las papeletas de votación fuesen extensas y complicadas, en un país mayoritariamente analfabeto, y la falta de partidos en las listas han podido ser determinantes para que la participación haya sido, según todos los indicios, bastante baja. La asociación Elecciones Libres y Limpias para Afganistán (FEFA), el mayor grupo de observadores independientes del país, indicó que habrían votado entre un 40 y un 50 por ciento de los afganos, aunque la Comisión Electoral señaló que es pronto para precisar ese dato.

Casi 12,5 millones de afganos estaban registrados para votar a sus representantes en la Wolesi Jirga (Cámara Baja del Parlamento) y los 34 consejos provinciales, en los primeros comicios por sufragio universal de la historia de Afganistán. Las mujeres, a las que se les ha reservado un cupo de un 25 por ciento de la representación parlamentaria, estuvieron entre las votantes más entusiastas y, sobre todo las jóvenes, se inclinaron por apoyar a las candidatas femeninas, un 10 por ciento del total de 5.800 aspirantes presentados.

En las elecciones presidenciales del año pasado, que ganó Hamid Karzai, acudieron a las urnas un 75% de los afganos que se habían registrado, entonces poco más de diez millones. En esta ocasión, la afluencia ha sido escasa en ciudades como Kabul, prácticamente desierta durante toda la jornada, o Jalalabad, pero más abundante en Herat (oeste del país) y sobre todo en los pueblos pequeños, donde los jefes locales parecen haberse movilizado para lograr ser elegidos, según la FEFA.