La última reserva turca al compromiso se centró en la alusión a la
necesidad de que Ankara vaya alineándose con las posiciones de la
UE en política exterior y, especialmente, apoye las aspiraciones de
pertenencia de sus estados miembros a las organizaciones
internacionales. En Turquía este párrafo es visto como una
imposición de la UE de cara a una eventual solicitud de adhesión de
Chipre a la OTAN, Alianza donde Turquía tiene derecho de veto.
La negociaciones de adhesión, que Turquía lleva esperando 40
años y que son vistas con recelo por una mayoría de la población
europea según las encuestas, comenzaron con una ceremonia tras la
llegada a Luxemburgo del ministro turco de Exteriores, Abdulá
Gul.
Finalmente, el acuerdo fue aprobado unánimemente, tras una
complicada jornada diplomática en Luxemburgo y después de que
Turquía comunicara que aceptaba el documento marco que regirá las
inminentes negociaciones.
Straw trató de eliminar primero las objeciones que planteaba uno
de los estados miembros, Austria. Viena renunció finalmente a
incluir en el marco negociador la posibilidad de una «alternativa»
a la adhesión plena, aunque forzó un mayor desarrollo del párrafo
en el que se llama la atención sobre la capacidad de la UE para
absorber a nuevos miembros.
Por su parte, Turquía aceptó que la meta de la adhesión se
contemple como un «objetivo común», pero que las negociaciones
tienen un carácter abierto y sin un final predeterminado.
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